Contaminación del agua de mares y océanos


-Por mercurio: Más veces de las que querríamos, las fábricas, volcanes, minas, etc. echan desperdicios al mar. Las fábricas y volcanes producen metales pesados y gases contaminantes, uno de ellos es el mercurio. Este es un metal pesado que a menudo se arroja en metilmercurio, un compuesto orgánico del mercurio sumamente tóxico. Los peces más pequeños comen el plancton contaminado, los peces más grandes se comen a los pequeños y así sucesivamente hasta que el más grande tiene un nivel muy alto de metal contaminante, el cual disminuye su esperanza de vida y por supuesto no apto para consumo humano.
-Plásticos dentro de peces: El plástico constituye entre el 42 y el 80 por ciento de las presas ingeridas en los peces recogidos en distintas zonas costeras de Mallorca e Ibiza, según un estudio del Instituto Español de Oceanografía (IEO). El informe determina que uno de cada seis peces comerciales que habita en aguas de la costa española contiene micro-plásticos en su estómago, aunque, de momento, no existen evidencias de efectos negativos para la salud humana. El primer estudio, publicado en la revista Marine Pollution Bulletin, se ha realizado con muestras de peces tomadas a lo largo de toda la costa peninsular española además de en Baleares. Los científicos analizaron un total de 212 peces de fondo de alto interés comercial: 72 pintarrojas, 12 merluzas y 128 salmonetes de fango y encontraron micro-plásticos en 37 de ellos, casi en uno de cada seis.
-Isla de plástico: Pese a que es un problema gravísimo, no se ve desde el espacio ni tiene una forma tan espectacular como la mitificada por los medios de comunicación e Internet. La bolsa de residuos plásticos del Pacífico es en realidad un fenómeno de muy baja densidad. Al fin y al cabo, hablamos de uno de los espacios más vastos de la geografía del planeta. La humanidad aún no produce tanta basura como para cubrir semejante extensión completamente. En realidad, la mayoría de plásticos que contaminan este punto del océano, un cruce de corrientes que empuja a los residuos hacia su centro, de aguas tranquilas, son diminutos, a menudo microscópicos. Es factible observar el fenómeno por debajo de la superficie, con numerosos pequeños trozos de plástico flotando a unos pocos metros debajo del agua, pero no sobre una embarcación y muchos menos por satélite. Al fin y al cabo, no cuenta con más de 4 partículas por metro cúbico. Aun así, sigue siendo preocupante porque puede ir a más si no nos concienciamos y paramos de arrojar residuos. 

Aitor Ortiz Rodríguez                                                                                                           

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